sábado, 15 de febrero de 2014

ARESTINES


¿Alguna vez has notado que a tu caballo le salen como pequeñas costras debajo del menudillo? Sí, probablemente sean ARESTINES.

Esa palabra que cuando empiezas en el mundo de la equitación te suena a chino, pero que cuando llevas ya un tiempo te hartas de oírlo. Y sí, a mí me tiemblan hasta las pestañas cuando noto cualquier imperfección (por llamarlo de alguna manera) en los talones o en la cuartilla de alguno de mis caballos…  Son como pequeños monstruitos que se apoderan lenta pero eficazmente de las manos y los pies de los équidos.

No llega a estar claro cuándo comenzaríamos a llamar a esta patología “Arestines”, muchas veces se dice que un caballo tiene arestines cuando lo único que ocurre es que tiene una fuerte irritación, que deriva en una dermatitis.
 Para comenzar tengo que explicar cosas que son bastante importantes; 
Es más frecuente encontrarlos en las pieles blancas, porque éstas son más sensibles y por lo tanto más vulnerables.
Las dermatitis ocurren por un exceso de humedad. Si no se pilla a tiempo, lo más probable es que no mejore solo, sino que provoquen úlceras en las cuartillas y menudillos, desarrollándose peligrosas asociaciones de hongos o bacterias.  
Antes de ponernos a tratar como locos, primero hay que saber qué es lo que hay en el pie de nuestro caballo. Ya que no podemos tratar con antibióticos una infección formada por hongos. Ni con un antifúngico infecciones causadas por bacterias. Lo más aconsejable, y lo perfecto sería realizar un cultivo para salir de dudas. Con el cultivo sabremos perfectamente qué tipo de agente patógeno es, y el tratamiento adecuado para eliminarlos. 
Muchos tratan estos “arestines” siempre de la misma manera, y en la mayoría de los casos vuelven a salir una y otra vez, por lo que he dicho antes… Si no se trata bien, las colonias proliferan. Lo más conveniente sino queremos hacer el cultivo, sería utilizar una pomada que fuera antibiótica, y antifúngica.

Para evitar que estos agentes vayan a más, en primer lugar hay que evitar la humedad en esa zona. Después de trabajar, hay que secarlo y evitar poner en contacto los hongos de una mano o pie, con otra extremidad; puesto que son MUY contagiosos.  Si fuera posible, esquilar esa zona para evitar que haya humedad y dejar que la zona esté en contacto con el aire para que la piel respire.
Cuando los arestines son claros, lo primero que debemos hacer es ablandar la costra con, por ejemplo, betadine jabonoso, agua y una gasa y quitar TODAS las costras. Raspar la zona hasta que quede totalmente limpia. 
Si queda limpia veremos que en vez de costra tendremos pequeñas heridas en carne viva y muchas de ellas sangrantes. Después de esto, los secamos bien y en el caso de que estemos seguros de que son hongos añadiremos polvos de talco (que ayuda a la deshidratación de la zona) y pondremos la crema correspondiente.

Hay cremas como por ejemplo el cuatroderm, que son antifúngicas y antibióticas pero que también llevan corticoides, por lo que no es bueno repetir con esta pomada en caso de volver a salir; ya que éstos aunque sea por vía tópica (consiguiendo un efecto local), no son buenos en grandes cantidades.  
Para guiaros un poco más sobre si son hongos, o no; podemos hacernos una idea observando si las heridas son redondeadas. En este caso, se trataría de una infección de hongos. De todas formas es bastante aconsejable que el veterinario acuda a revisar a tu caballo, puesto que sabrá administrar el medicamento correcto.


Os dejo unas imágenes en las que podéis observar un caso grave de arestines:





Estas últimas fotos están sacadas de la página de un importante herrador,Gabino (Farrier Gabino), donde comparte los casos más interesantes con sus respectivas explicaciones para los que no tenemos conocimientos suficientes sobre herrajes. Si pincháis en el enlace podéis ir directamente a su página.

El problema de esto, es que si lo dejamos pasar se agrava de tal manera que la infección puede pasar a ser subcutánea y pueden proliferar bacterias anaeróbias (No utilizan oxígeno en su metabolismo). 

En los casos más graves, la infección puede subir y alcanzar toda la extremidad. Provocando una gran inflamación, acompañado de calor y cojera. Produciéndose una linfangitis(es una inflamación o hinchazón asociada con el deterioro del sistema linfático). 

Quizá penséis que todo esto es llevarlo a casos extremos, y quizá lo sea, pero puede pasar; y lo digo por experiencia. 

En mi caso, ocurrió hace dos años, en pleno verano; fui a coger a una de mis yeguas al prado donde vivía después de haber estado un par de días de descanso y vi que no apoyaba uno de los pies. Tenía tal inflamación que a primera vista pensé en una fractura de corvejón. Llamé al veterinario, y le hizo las placas correspondientes, donde no se vio ninguna fractura, ni siquiera una pequeña fisura. Le puso un tratamiento y a los 3 días no noté mejoría. Como con estas cosas no me ando con tonterías, y el veterinario al que llamé no me había tratado anteriormente ningún caballo, decidí llamar a otro. Nada más llegar se quedó parado y me dijo; ¿Sabías que tenía arestines?. Me quedé petrificada... No, no me había fijado. ¿Arestines en pleno verano?. 
Pues resultó que todo fue debido a esto, y los arestines no estaban muy avanzados, es decir, solamente tenía un par de costras que parecían insignificantes. La yegua estuvo de tratamiento casi dos semanas, antibióticos y antiinflamatorios a tutiplén... Todo por no haberla revisado los días anteriores antes de dejarla suelta.

Os muestro una foto del pie de la yegua, siento la mala calidad. 


Importante saber que si no se trata esta inflamación puede llegar a ser crónica. Así que ya sabéis...¡Ojo con los menudillos y las cuartillas! 

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